La acuaponía, algo más que producir peces y hortalizas

La acuaponía es el cultivo integrado de vegetales (hortaliza de hoja verde, plantas medicinales y culinarias, pepinos, pimientos, tomates, calabacín, melones, okra, berenjena…y muchas otras), con peces de agua dulce (tilapia es el preferido, si bien no el único). No se trata de la simple unión de la acuicultura y la hidroponía, sino de la creación de un nuevo sistema de cultivo a partir de dos unidades que no parecieran estar destinadas a ir de la mano. El principio fundamental que subyace detrás de la acuaponía, es la búsqueda de un sistema de cultivo que trabaje en ciclos a imitación de la naturaleza.
En la acuaponía, los peces proporcionan cantidades adecuadas de la mayoría de los nutrientes que las plantas necesitan para su crecimiento. Estos nutrientes son generados por la mineralización de la materia orgánica (heces y restos de alimento) y la propia excreción de los peces (amonio). Estos “desechos”, tóxicos para los peces en pequeña concentración, deben ser eliminados inmediatamente del agua de cultivo. Por su parte, las plantas al retirar del medio el amonio, a través de absorción directa, o tomando el nitrato producto de la oxidación del amonio por las bacterias nitrificantes, actúan a modo de filtro biológico, depurando el agua que retorna al tanque de peces en adecuadas condiciones. Sin embargo, sería erróneo pensar que el rol principal, por evidente, del sistema acuapónico, lo juegan los peces y las plantas; por el contrario, son las bacterias, no sólo las nitrificantes, las que constituyen el motor de la máquina acuapónica en donde, continuamente, la materia cambia de propiedades y usos.
UNA “MISTERIOSA” SOPA BIOLÓGICA
Un sistema acuapónico es un compromiso entre acuicultura e hidroponía, una especie de camino de en medio en el que ambos sistemas de cultivo se complementan y generan una entidad distinta con características propias y con muchos beneficios. Uno de ellos salta a la vista: producimos peces y hortalizas con la misma cantidad de agua. Tampoco se utilizan fertilizantes dado que los nutrientes son aportados por el alimento y la excreción de los peces. Una salvedad hay que hacer a esto: hierro, calcio y potasio deben añadirse ya que el sistema no genera estos nutrientes en la cantidad que las plantas lo requieren. El hierro se añade en forma de quelato (2mg/l de quelato de hierro), y el calcio y potasio en forma de hidróxidos que se utilizan también para corregir el pH del agua debido a la acidificación que produce la nitrificación.
Pero hay algo más, el agua del sistema acuapónico tiene unas características únicas; en esto las bacterias juegan un rol principal generando sustancias prebióticas que protegen a las raíces de las plantas y a los peces de enfermedades. En lo que podríamos llamar “sopa biológica” hay un conjunto, aún por identificar, de enzimas, coenzimas, aminoácidos, y otras sustancias orgánicas que conviven y dan estabilidad y protección al sistema acuapónico. Basado en este hecho, el Dr. Savidov, eminente investigador en hidroponía del Centro de Diversificación de Cultivos de Alberta en Canadá, señala que existe un “factor de crecimiento desconocido en la producción acuapónica que debería ser estudiado, no solo para comprender a cabalidad cómo funciona ésta, sino porque este factor puede añadirse a los sistemas hidropónicos tradicionales para mejorar la producción”. En este mismo sentido el Dr. Rakocy -referencia mundial en acuaponía- manifiesta que “parecería que las plantas cultivadas en  acuaponía son más resistentes a enfermedades que las cultivadas en hidroponía. Esta resistencia es debida a la presencia de sustancias orgánicas disueltas que crean un ambiente de crecimiento ecológicamente balanceado, con gran cantidad de microorganismos, algunos de los cuales son antagonistas de patógenos que afectan a las raíces de las plantas”.
Es por ello que -en palabras del Dr. Savidov- “la tecnología acuapónica para crecimiento de plantas en invernaderos, es significativamente superior a la hidroponía inorgánica”. Las investigaciones del Dr. Savidov  han puesto de manifiesto que la acuaponía no tiene resultados superiores a la hidroponía antes de que las diferentes bacterias se hayan asentado en el sistema, pero cuando el sistema acuapónico está completamente en operación, es decir maduro -generalmente a los 6 meses de funcionamiento a régimen- la producción acuapónica de plantas es superior a la hidroponía… y además siempre se obtiene pescado fresco y de calidad.
TRATAMIENTOS PARA PECES Y PLANTAS
Las plantas y peces cultivados en los sistemas acuapónicos, si bien más resistentes que las cultivadas en sistemas simples, están igualmente sujetos a padecer las mismas enfermedades. En acuaponía no se pueden tratar los peces con terapia convencional puesto que las plantas pueden absorber y concentrar los agentes terapéuticos, y con seguridad afectan al balance de microorganismos del medio. De igual modo tampoco se pueden tratar las plantas con pesticidas, pues el producto entra en contacto con el agua y puede matar los peces y microorganismos. Por lo tanto el uso de pesticidas en el control de plagas no es una respuesta práctica en acuaponía. Nuestra opción es el manejo integrado de plagas: uso certificado de semillas y medios de cultivo, certificación de peces libres de enfermedades, uso de insectos depredadores y tratamientos a base de  Bacillus thuringiensis (Bt) y jabones insecticidas. Se trata de una bacteria gram positiva formadora de esporas que aparece naturalmente en el medio ambiente, en el suelo y la superficie de las plantas. Su importancia recae en que produce sustancias que son tóxicas para las formas larvarias de muchos insectos y no afecta a los peces ni a las plantas. Por su parte, los jabones son biodegradables, no persisten en el ambiente y no contienen solventes orgánicos. El jabón es eficaz si recubre el insecto, pero una vez que el se ha secado sobre la planta deja de ser eficaz para un insecto recién llegado. Todo esto puede ser visto como una desventaja… o no. Ya hemos comentado la mayor resistencia de las plantas en el sistema acuapónico. Si nuestro producto no es tratado con ningún tratamiento químico y además podemos acortar el tiempo de crecimiento, puede llegar antes al mercado y tener un valor agregado, ya que se puede certificar que no ha sido tratado con pesticidas (si bien en Europa no hay aún certificación de producto ecológico para la acuaponía). Además de esto, los ciclos productivos cortos, principalmente en hortaliza de hoja verde, reducen la exposición a los ataques de pestes.
ACUICULTURA VERDE
Hoy los programas europeos (Fondo Social Europeo) y entidades como la Fundación Biodiversidad y el Observatorio Español de Acuicultura, OESA, apuestan por la diversificación de la acuicultura: nuevas especies y formas novedosas de cultivo que combinen la producción acuícola segura y de calidad con el respeto al medio ambiente. En estos dos aspectos la acuaponía se presenta en escena como la candidata al premio mayor. Ya no es extraño oír hablar de acuicultura como motor del desarrollo rural en donde la generación de empleo y recursos económicos se obtiene a través de negocios sostenibles vinculados a la actividad acuícola. La “acuicultura verde” -en el caso de la acuaponía el nombre es muy apropiado- puede dar lugar a un modelo de “empleo verde industrial” en la que España, al menos por su clima y hábito de consumo de pescado, es la mejor posicionada.

EL MODELO VIRGIN ISLANDS DEL DR. RAKOCY
Actualmente, la empresa JBA International Agritech trabaja en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) en la construcción de un sistema acuapónico, para ello cuenta con la asesoría del Dr. Rakocy. El modelo Virgin Island que se construye, consta de cuatro unidades básicas y será el sistema acuapónico más grande construido en el mundo.
El sistema recircula toda el agua y apenas necesita un 1-2% de cambio de agua diario (principalmente para compensar la evaporación y drenado de clarificadores) y, lo que es más interesante, ese agua no se pierde sino que se reutiliza en actividad agrícola al igual que los sólidos en suspensión una vez estabilizados. En un país como éste, el agua es un bien preciado y si además queda cargada de nutrientes, mucho más.
El modelo acuapónico diseñado por el Dr. Rakocy en las Islas Vírgenes se compone fundamentalmente de 4 tanques circulares de 7,8m3, 2 clarificadores de 3,8m3, 4 tanques de filtración de 0,7m3 y un tanque desgasificador de 0,7m3. Consta igualmente de 6 canales hidropónicos (30 x 1,3 x 0,4 metros), donde se cultivan las plantas en bandejas flotantes de poliestireno de alta densidad; en total 136m3 de agua. La aireación, tanto en los tanques de peces como en los canales hidropónicos, se realiza mediante soplantes que liberan aire a través de varias piedras difusoras situadas en el fondo del tanque de peces y en medio de las bandejas de los canales hidropónicos. Estos aparatos son preferidos frente a los compresores porque liberan un alto volumen de aire a baja presión. La recirculación del agua entre tanques de cultivo de peces y canales hidropónicos se hace con una bomba de 0,5 kWh (kilovatios-hora). Una unidad a escala comercial de este tipo, permite la producción de más de 500 kilos de tilapia de 450 gramos cada mes y medio (alrededor de 4.000 kilos al año), y una producción de 800-1.000 cabezas de lechuga de 250 a 300 gramos, cada semana (33.000 cabezas al año, 35-42kg/m2/año), todo esto ocupando una superficie de 400-500m2 (superficie total de tanques y espacio de manejo). Los costos energéticos son modestos, entre 2 y 2,5 kWh, lo que fácilmente permitiría la reconversión de las instalaciones al uso de energías renovables para mover la bomba y los soplantes.
Se puede asegurar que, después de 6 meses, los sistemas V.I. (Virgin Islands) no producen descargas de agua al medio, es decir, no hay vertidos contaminantes a ríos o lagos, ya que el mal llamado desecho, es un importante recurso para nosotros.
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