EL RIEGO EN CULTIVOS SIN SUELO (2)

En la entrada “El riego en cultivos sin suelo (1)” terminaba recomendando el uso de la bandeja de demanda para el control del riego como método sencillo, económico y fiable.
Antes de nada quiero dejar aclarado que la bandeja a la que me estoy refiriendo en este artículo, y que describiré en el siguiente párrafo, nada tiene que ver con la, pretenciosamente denominada, bandeja inteligente. Esta bandeja está dejando de utilizarse por su deficiente control del riego, su coste elevado y una mayor dificultad para ponerla a punto. La idea original era ingeniosa. Se trataba de poder controlar el riego por el ajuste y programación de un valor de porcentaje de drenaje, parámetro éste considerado de vital importancia en los cultivos sin suelo. El mecanismo consistía en disponer sobre una bandeja alguna unidad de cultivo (saco, tabla o contenedor) de tal forma que el agua de drenaje pueda ser recogida, medido su volumen y cuantificado el porcentaje de drenaje, merced a los datos de riego (caudal y número de goteros sobre la unidad de control) previamente introducidos en un programa. Comparado el porcentaje de drenaje obtenido en el riego, con el programado, el sistema modificaba el tiempo de riego o la frecuencia del mismo para, en el siguiente riego, corregir dicho valor y ajustarlo al programado. Por distintas causas esta bandeja inteligente no llegó a funcionar correctamente y ha ido quedando en desuso.


El sistema al que nos vamos a referir se denomina bandeja de demanda. Tampoco esta debe de ser confundida con la bandeja de drenaje que es la utilizada en los cultivos sin suelo para recoger el agua de drenaje y calcular su porcentaje, además de servir para hacer un muestreo de la CE y el pH de la solución nutritiva drenada. La bandeja de demanda consiste en un recipiente, en forma de bandeja, como su propio nombre indica, sobre el que se ponen varias unidades de cultivo (generalmente dos) con el propósito de poder recoger el agua de drenaje y controlar, de este modo, el agua que consumen las plantas que están en la bandeja. El control de este consumo, relacionándolo con los porcentajes de drenaje medidos en la bandeja de drenaje, sirve para manejar el riego adecuadamente.
El esquema de una bandeja de demanda se muestra en la figura adjunta. La bandeja se coloca en el suelo dándole una pequeña pendiente longitudinal (la pendiente transversal forma parte del propio diseño de la bandeja), de forma que el agua drenada se recolecte en un receptáculo provisto de un rebosadero. El nivel del rebosadero debe de quedar un poco por debajo del punto más bajo del sustrato para evitar que este pueda quedar anegado. En el receptáculo se sitúan dos electros que, mediante tuercas y tornillos, o cualquier otro sistema roscable, permita manipular la altura de los electrodos con precisión. Antes de colocar el sustrato sobre la bandeja, en todo el fondo de la misma, se pone una tela de fieltro de forma que pueda ser transferido, desde el receptáculo hasta el sustrato, el agua que va consumiendo la planta. Hay que conseguir un buen contacto del sustrato con el fieltro. Si el sustrato son tablas de lana de roca se puede eliminar todo el fondo de la bolsa. Si el sustrato es de perlita o fibra de coco, entonces se agujerea el fondo del saco o bolsa en, aproximadamente, un 50 % de su superficie con agujeros que impidan que el sustrato salga por ellos pero que a la vez asegure un íntimo contacto del fieltro con le sustrato.
El funcionamiento de la bandeja es el siguiente. Después de un riego el receptáculo se llenará de agua y la que sobre se vaciará por el rebosadero. El nivel del agua en el inicio de un ciclo es siempre el mismo. A partir de este momento el consumo hídrico de la planta hará que el sustrato se seque y por capilaridad se transportará agua desde el receptáculo hasta el sustrato. El nivel de agua en el receptáculo bajará hasta que en un determinado momento los electrodos queden al aire. La corriente eléctrica dejará de pasar y el controlador de la bandeja (un relé) dará una señal al equipo de fertirrigación para que dé un riego que previamente se habrá programado. La bandeja controla la frecuencia de riego. La dotación es la misma para todos los riegos gobernados por la bandeja y se programa previamente. Al final del periodo de riegos dados en un día, en la bandeja de drenaje, se mide y calcula el porcentaje de drenaje. Si se quiere aumenta el porcentaje de drenaje (dar más agua) se sube el nivel de los electrodos para dar más riegos. Si se quiere disminuir el porcentaje de drenaje se baja el nivel de los electrodos para dar menos riegos.
Las imágenes muestran dos modelos distintos debandeja de demanda. Es muy importante controlar que el rebosadero tenga un diámetro suficiente para que no se produzcan taponamientos por restos de sustrato (perlita o coco.) o de otros materiales. Si el rebosadero se obstruye la bandeja dejará de funcionar correctamente porque siempre marcará presencia de agua.
La bandeja de demanda debe de colocarse cerca de donde se ponga la bandeja de drenaje y en la misma línea de riego. Este lugar debe de estar en la zona de cultivo en la que se produzca mayor consumo hídrico.
No es aconsejable dar el control del riego a la bandeja hasta que el cultivo demande, al menos, tres riegos por día. Hasta ese momento los riegos se dan manualmente o se programan por horarios fijos. Cuando se trasplanta el cultivo, dependiendo de la época y tipo de sustrato, en los primeros días puede aconsejarse un riego diario, que se dará en las primeras horas del día, que asegure una humedad suficiente alrededor del cepellón de trasplante de forma que se consiga una pronta implantación de las nuevas raíces en el sustrato. En este momento no se mide el porcentaje de drenaje, que seguramente estará por encima de lo necesario, solo nos aseguramos de que sobre agua. Conseguida la implantación de las raíces en el sustrato se empieza a controlar el porcentaje de drenaje. Si un riego diario fuera excesivo se alarga la frecuencia y se riega cada dos o tres días si ello es suficiente. Esta situación es normal en trasplantes de final del invierno y principio de la primavera. En los trasplantes de verano es normal que el cultivo demanden, como mínimo, un riego diario. Desde el principio del cultivo. Conforme el porcentaje de drenaje quiere acercarse al valor previsto se acorta la frecuencia de riego. Cuando la demanda del cultivo lo requiera habrá que programar un segundo riego en el día. Este segundo riego se programa al mediodía, siempre buscando atender la demanda del cultivo según la distribución de la radiación. En todos estos riegos hay que controlar los porcentajes de drenaje y, el valor calculado, será el que nos orientará sobre la bondad de los horarios programados y las dotaciones aportadas.

A partir de que el cultivo pida ya un tercer riego puede ponerse en funcionamiento la bandeja de demanda. Para hacerlo se parte de que, si por ejemplo se están dando dos riegos por día, uno a las 9 de la mañana y el otro a las 13:00 horas, y es necesario programar ya un tercer riego, es de suponer que entre las 11:00 y las 12:00 será cuando se produzca la demanda del segundo riego. A primera hora del día en que se va a hacer el cambio nos aseguramos que los electrodos de la bandeja están calados hasta el fondo. Con esta premisa lo que se hace es dejar que se dé el riego de las 9:00 y, cuando sean aproximadamente las 11:30, se programa en el equipo de fertirriego el gobierno de los riegos por bandeja de demanda. A continuación se va a la bandeja y se empieza a subir el electrodo lentamente hasta que de una señal de riego. En este momento la bandeja habrá quedado calibrada. A partir de aquí, en este y en los próximos días (dos o tres), hay que comprobar que, efectivamente, los porcentajes de riego son parecidos en todos los riegos. En el supuesto de que el porcentaje de drenaje obtenido no sea el previsto, o queramos modificar dicho valor por necesidades de manejo del cultivo, se puede actuar sobre el tiempo de riego o sobre la profundidad de calado del electrodo. En un manejo correcto del riego la dotación de riego debe de permanecer constante. Por lo tanto habría que actuar sobre la altura de los electrodos. Lo que pasa es que, desde un punto de vista práctico, es más fácil y preciso programar tiempos de riego que modificar la altura de los electrodos. Siempre que estemos en tiempos de riego adecuados al sustrato, y a la capacidad de contenedor del sistema de cultivo sin suelo que tengamos, lo aconsejable es actuar sobre el tiempo de riego para modificar o ajustar los porcentajes de drenaje.

Los equipos de fertirriego contemplan dos posibilidades de actuación respecto de las bandejas de demandaque es interesante conocer y manejar adecuadamente. Por un lado está el periodo de activación del riego. A este respecto existe mucha especulación y controversia. Particularmente yo opto por la simplificación. Por mi experiencia veo que las cosas funcionan bien cuando el periodo de activación de los riegos comienza una hora después de la salida del sol y terminan una hora antes de la puesta del sol. Una forma fácil de verificar si esta programación funciona bien es controlando el drenaje del primer riego de la mañana. Si no hay drenaje es que el riego del día anterior ha terminado demasiado pronto o el primer riego de la mañana ha empezado demasiado tarde. Si hay demasiado drenaje es que las cosas han ocurrido al contrario. La otra opción de la que disponen los equipos de fertirriego se refiere a la posibilidad de dejar programado un tiempo de pausa entre riegos de modo que, si ocurre algún percance por el cual los electrodos quedan siempre secos y demandando riegos continuamente, el equipo no atienda esta demanda y solo de riegos según el tiempo de pausa programado. Esta opción hay que usarla con cuidado. Por ejemplo, en un mes de mayo, con un cultivo en pleno desarrollo pueden ser demandados, en las hora centrales del día, riegos cada 20 o 30 minutos, y si se hubiera puesto una pausa de más tiempo no podrían haber sido atendidas puntualmente esas necesidades hídricas del cultivo.

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